San
Urbez nació en Burdeos, a finales del siglo VII o principios
del VIII. Según cuenta la leyenda, y de acuerdo con las
actas de Nitidio obispo de Aragón vivió cien años.
Fue capturado junto con su madre, en uno de los saqueos de la
guerra, en Francia, y ambos acabaron como esclavos en Galicia.
Al ser liberado se dedicó al pastoreo y así llegó
a Añísclo, donde ocupó la cueva de Sestrales.
De allí pasó a la Guarguera, y por entonces ya
gozaba fama de santo, cuenta la tradición que amansaba
a los lobos, así como a una osa. San Urbez llevó
a Huesca las reliquias de los Santos Justo y Pastor. En 1701,
el cuerpo incorrupto de San Urbez pasó a ocupar un arcón
que todavía se conserva en el santuario, el cual sólo
podía abrirse con tres llaves, las cuáles eran
guardadas, respectivamente, por el Valle del Serrablo, Nocito
y Huesca. Arcón donde se conservó el Cuerpo Incorrupto
de San Urbez desde 1701 al 17-10-1936, que fue quemado. |