Terminaremos
citando a José Mª Fuixench Naval. Santuarios rupestres del
Alto Aragón: ……diminutas piedrecillas a las que llaman
“el trigo de los santos”, en la creencia épica de
que portan propiedades protectoras, pues eran consideradas como el grano
petrificado que antaño un ladrón quiso robar a los santos.
Así contaba la epopeya mosén García Ciprés:
Hubo un hombre, dice esta leyenda, que llegó al Santuario de
San Cosme, que siempre se ha conservado con las limosnas. Y penetrando
en él furtivamente fuese al granero y hurtó una talega
de centeno, huyendo con ella precipitadamente antes de ser visto. Pero
al llegar a aquel sitio se le rasgó un poco el saco, cayendo
en el suelo el centeno. Al apercibirse de esto intentó recogerlo
para no ser descubierto y arreglar la talega, pero observó que
había quedado tan pegado al suelo que fueron inútiles
cuantos esfuerzos hizo para arrancarlos. Entonces devolvió lo
que tenía en la talega y confesó su hurto, quedando aquellas
señales para perpetuo recuerdo y escarmiento de los demás”.
José
Mª Fuixench Naval- Santuarios rupestres del Alto Aragón.